LEONARDO PADURA galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las  Letras 2015 por el conjunto de su obra.

Leonardo Padura (La Habana, 1955) trabajó como guionista, periodista y crítico, hasta lograr el reconocimiento internacional con la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina del ayer y La cola de la serpiente, merecedoras de premios como el Café Gijón, el Dashiell Hammett, el Premio de las Islas y el Brigada 21. También ha escrito La novela de mi vida y El hombre que amaba a los perros, una trepidante reconstrucción de las vidas de Trotsky y Ramón Mercader, traducida a más de diez idiomas, vendidos sus derechos al cine y merecedora, entre muchos otros premios internacionales, del Francesco Gelmi, Prix Initiales, Prix Caillois, y del Premio de la Crítica en Cuba. Su última novela, Herejes, ha merecido el Premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y ha sido finalista de los premios franceses Médicis y Fémina. En 2015, Tusquets Editores publicó Aquello estaba deseando ocurrir, donde se reúne todos sus cuentos. Este libro ya se encuentra en las principales librerías venezolanas.

Recientemente, el cineasta francés Laurent Cantet ha estrenado la aclamada Viaje a Ítaca, película con guión del propio Leonardo Padura, a partir de su obra La novela de mi vida.

 Por otro lado, el director Félix Viscarret acaba de iniciar en Cuba el rodaje de Cuatro estaciones en La Habana, un proyecto cinematográfico y televisivo basado en la serie policiaca protagonizada por Mario Conde. La producción, a cargo de la compañía alemana Nadcon (involucrada en las adaptaciones de la trilogía Millennium de Stieg Larsson y de las novelas de Henning Mankell) y de la española Tornasol, contará con Jorge Perugorría interpretando a Mario Conde.

Las obras de Padura han sido traducidas a veinte lenguas, y publicadas en algunas de las editoriales más prestigiosas del mundo, entre ellas: Éditions Métailié (francés), Bompiani (italiano), Farrar Straus Giroux (inglés, USA), Bitter Lemon (inglés, UK), Unionsverlag (alemán), Porto Editora (portugués), Kastaniotis (griego), Kodansha (japonés), Shanghai 99 Readers’ Culture (chino), Boitempo (portugués, Brasil) o Sohn Publishing House (danés).

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Aquello estaba deseando ocurrir

Aquello estaba deseando ocurrir El universo habanero de las novelas de Leonardo Padura ya es inconfundible, pero hasta ahora sus relatos nunca habían sido recogidos en un solo volumen. Sus cuentos son historias magníficas protagonizadas por soldados que vuelven de Angola a La Habana y recalan en Madrid -donde el azar los transportará al pasado-, o que al abandonar el país africano se sienten doblemente traicionados; por estudiantes seducidos por boleros y cantantes de antiguo esplendor; por solitarios que recorren La Habana nocturna en busca de un afecto, algún roce que, paradójicamente, los transforma en monstruos; por personas que sueñan con ser escritores y cuya biografía resulta ser el relato más conmovedor; y por tantos cubanos que se embarcan, desesperados, rumbo a Miami… Estos relatos, que rezuman amor y mucho erotismo, nostalgia y amistad, nos introducen en la atmósfera caribeña de una ciudad llena de vidas por contar.

Herejes

En 1939, el barco S.S. Saint Louis, con novecientos judíos que lograron huir de Alemania, estuvo fondeado varios días frente al puerto de La Habana a la espera del permiso para los refugiados. El niño Daniel Kaminsky y su tío esperaron en el muelle a que desembarcaran sus familiares, confiados en que usaran ante los funcionarios el tesoro que portaban a escondidas: un pequeño lienzo de Rembrandt que perteneció a los Kaminsky desde el siglo XVII. Pero el plan fracasó y el barco regresó a Alemania, llevándose con él toda esperanza de reencuentro. Muchos años después, en 2007, la noticia de que ese lienzo se subasta en Londres, provoca que el hijo de Daniel, Elías, decida viajar a La Habana desde Estados Unidos para aclarar qué sucedió realmente con el cuadro y su familia. Sólo alguien como el Conde puede ayudarle en la misión.

Y en los encuentros y las conversaciones sabremos que Daniel decidió cambiar radicalmente de vida y que le atormentaba un crimen. También que ese cuadro, una imagen de Cristo, tuvo como modelo a otro judío, que en la Ámsterdam del siglo XVII rompió todas las convenciones de clase y de religión para trabajar en el taller de Rembrandt y aprender a pintar con el maestro.

El hombre que amaba los perros

En 2004, a la muerte de su mujer, Iván, aspirante a escritor y ahora responsable de un paupérrimo gabinete veterinario de La Habana, vuelve los ojos hacia un episodio de su vida, ocurrido en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos.

Tras varios encuentros, «el hombre que amaba a los perros» comenzó a hacerlo depositario de unas singulares confidencias que van centrándose en la figura del asesino de Trotski, Ramón Mercader. Gracias a esas confidencias, Iván puede reconstruir las trayectorias vitales de Liev Davídovich Bronstein, también llamado Trotski, y de Ramón Mercader, también conocido como Jacques Mornard, y cómo se convierten en víctima y verdugo de uno de los crímenes más reveladores del siglo xx.

Desde el destierro impuesto por Stalin a Trotski en 1929, y desde la infancia de Mercader en la Barcelona burguesa, sus amores y peripecias durante la Guerra Civil, o más adelante en Moscú y París, las vidas de ambos se entrelazan hasta confluir en México. Ambas historias completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea y su destructiva relación con el hombre que amaba a los perros.