Aunque en alguna etapa de su vida de adolescente sus compañeros de colegio se burlaban de ella por su exuberante figura, lo que en muchas ocasiones la hizo llorar, Kim admite

que ahora se siente feliz al verse en un espejo.

»Siempre tuve un trasero grande. Pero había momentos en que me sentaba en la bañera llorando, poniendo toallitas calientes sobre mis pechos para tratar de reducirlos. Rogaba a Dios pidiéndole que no me crecieran más porque realmente me avergonzaban», cuenta la celebridad en el adelanto de su libro autobiográfico.

A pesar de las burlas de sus compañeros, Kim pensaba que algún día, sus curvas y atributos la iban a convertir en “alguien importante”.

Por eso, Kardashian comentó que así ya haya posado desnuda en varias oportunidades, no lo volverá a hacer debido a que quiere darse a conocer por otro factores y no sólo por su cuerpo.