A punto de convertirse en una cincuentona, Demi Moore se confiesa adicta a los tratamientos de belleza anti-edad. Pero no a uno
cualquiera, sino a los que, al parecer, funcionan de verdad, esos que cuestan unos 2.500 euros por sesión.
Quizá sean los 16 años de diferencia que se lleva con su novio, el atractivo Ashton Kutcher, de 32 años, los que han impulsado a Demi Moore a empezar a someterse al Thermage, una técnica novedosa que estira la piel y elimina las arruguitas, producto de una avanzada edad.
Además, este procedimiento no conlleva cirugía puesto que utiliza la radiofrecuencia que lo que hace es calentar las capas más profundas de la dermis, mientras que la superficie de la piel se enfría quedando mucho más limpia y tersa.
Según dicen, la actriz ha quedado tan satisfecha con el resultado, que se ha apuntado a seguir el tratamiento regularmente. En la revista Look han publicado que «Demi tiene una belleza natural pero siempre anda buscando tratamientos anti-edad».
A parte de esto, Moore previamente desveló su secreto de belleza mejor guardado para mantener su piel tan suave y fresca: cubrirse la piel con sanguijuelas. «Estaba en Austria haciéndome una limpieza y parte del tratamiento era terapia con sanguijuelas», explicó la propia actriz.