Parece mentira, pero ya tengo medio año viviendo en tierras Inglesas. Increíble cómo pasa el tiempo y con él se van cosas y llegan otras. Desde que llegué, el verbo que ha predominado en mí,  es »aprender». Esta nueva página del DIARIO ABIERTO plasmará esas confesiones de mi estadía por un país nuevo, desconocido, interesante pero a su vez acogedor, amable y sencillo. Todo ha sido una aventura de la que estoy aprovechando hasta el mínimo detalle.

Cuando uno parte de su casa, de su país, de su tierra, siempre arriesgas y sacrificas mucho por un “nuevo porvenir”. No sabes si te irá bien o mal, si estarás a gusto o no; en fin, es comenzar de cero en un lugar donde nadie te conoce y eres el extranjero. Desde que llegue me he sentido como en casa, gracias a Dios he estado con venezolanos que me han tratado como de la familia, cuento con un gran apoyo y eso me hace sentir tranquila. No fui víctima del cambio de horario y la comida no ha sido tampoco un problema. Acá se consigue de todo en los supermercados y los restaurantes son variados.

Si a rumbas y diversión nocturna se refiere, Londres es una ciudad que alberga a muchos latinos y hay fiestas con música de esa que estoy acostumbrada a oír y bailar. Todos los meses en London Bridge realizan la “Fiesta Polar” que es un encuentro de venezolanos, donde no sólo intercambiamos anécdotas, sino también donde podemos comer empanadas, cachapas, tequeños y hasta “vuelve a la vida” típicos del país, beber un buen ron nacional, bailar unos tambores y comprar algún detallito traído de Venezuela. ¿Qué más se puede pedir?

A su vez les confieso que me he disfrutado mucho la ciudad, su clima atípico, la perfecta limpieza que aguardan sus calles y lugares, aunado a la excesiva seguridad que se respira y la diversidad de culturas. Actualmente estoy estudiando inglés en un College que me ha permitido no solo aprender el idioma sino conocer a personas de países como Somalia, Sur África, Rusia, Alemania y Pakistán, los cuales intercambiamos pensamientos, costumbres y hasta palabras en nuestro idioma natal. Sencillamente es una inmensa e increíble experiencia.

Acá hay muchas cosas diferentes a las que me he tenido que acostumbrar, como por ejemplo el volante de los autos del lado derecho, las vías y señalizaciones de tránsito al contrario que en Venezuela. Gente en bicicleta por su respectivo canal y hasta con estacionamientos. Hombres y mujeres con computadores y celulares por las calles, tren y lugares públicos sin ningún problema ni miedo. En fin, muchas cosas a las que no estoy acostumbrada y me he ido adaptando. Pero debo confesarles que fue un shock a primera vista.

Estar lejos de tu país, tu familia y amigos te agudiza los sentidos, te enseña a valorar hasta el mínimo detalle y hace que extrañes muchas cosas pero que analices lo mal que están otras. Me da lástima saber que Venezuela pudiera ser el mejor país ante el mundo y ser totalmente desarrollado ya que su clima y calidad humana lo permite, pero la inseguridad, la falta de cariño por lo nuestro y muchos factores más nos llevan a crear una gran raya y mala fama fuera de las fronteras. En fin, es un tema complejo, del cual no pretendo hablar, pero si me gustaría expresar que pudiéramos tener un mejor país con la ayuda de todos. Muchos no estaríamos buscando en otras tierras lo que Venezuela quizás pudiera ofrecernos.

Por otro lado estoy feliz porque regreso tras ocho meses fuera de casa, llego en diciembre a encontrarme con toda esa gente que me hace falta, mi pequeña familia, amigos, gente querida con la que anhelo volver a compartir un fin de semana en la playa, una buena rumba en la ciudad, una reunión casera o una parrilla en casa de los tíos o abuelos. Aprovechare el tiempo al máximo ya que solo estaré 27 días y en enero regreso a una Inglaterra en Invierno con clima bajo cero, muchos abrigos y mis estudios de inglés en puerta.

Puedo decirles que estoy feliz porque aunque este lejos, los siento de cerca a través de la tecnología y este medio que me permite conectarme con ustedes semana tras semana.

Ya por acá estamos en los preparativos para halloween y aunque no es una tradición inglesa, ya todos los comercios están repletos de disfraces y objetos decorativos para adornar las casas y recibir la noche de brujas a los niños que tocaran la puerta pidiendo dulces o caramelos. Estoy segura que será otra nueva experiencia que disfrutaré al máximo.

Adriana Rodríguez B.
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