Taylor Swift es una de las jóvenes más exitosas de la industria musical en la actualidad.

Su gira más reciente y que acaba de concluir hace un par de meses, logró recaudar la asombrosa cantidad de 150 millones de dólares ante más de 1 millón 700 mil personas, prueba fehaciente de la valoración que tiene su nombre en el mundo entero.

Su imperio fue construido a través de cautivar a una masiva cantidad de jóvenes enamoradizos con un estilo que converge la calidez y la narrativa del country con lo adictivo del pop. Una fusión que le dio una identidad musical muy distinta a la de las mega estrellas del pop contemporáneo, como Katy Perry, Miley Cyrus o Lady Gaga quienes atacan a un mercado más inmediato, casual y de moda. Taylor encontró ese nivel de fama en un ámbito más discreto y pulcro, alejada de los ostentosos videos, polémicas declaraciones y atrevido uso de su cuerpo, que hoy en día parece plaga y el único camino por el que una artista puede mantenerse en la cima de la popularidad.

El presente dicta que Taylor se encuentra en el escenario ideal que desearía estar cualquier artista. Es la máxima representante de un estilo en el que no tiene competencia directa, su imagen pública es impecable gracias a su personalidad de ‘niña correcta’ y lo más importante es que cada álbum gira que realiza refleja un crecimiento exhorbitante de seguidores.

Sin embargo, la mente de Taylor se siente disuadida hacia el mercado más competido de todos, el del pop que solemos escuchar en los canales de radio más saturados. Según declaró, su próximo álbum, 1989, será su primero abandonando la influencia country del pasado y estará centrado en las virtudes del pop vicioso y pegajoso, mismo que proveen las súper estrellas de la farándula.

Si bien es cierto que su música con el tiempo se fue moldeando más a las características del pop, en “Shake It Off” se escucha cantar a Taylor frente a una nueva estética, con una producción moderna que esconde el usual usó de la guitarra y con vocales menos intimas y retrospectivas, simplificadas a la repetición de una melodía. Eso sí, con un importante mensaje que la separa de la banalidad, acerca de la seguridad que una persona debe tener en uno mismo y prestar menos atención a las críticas u opiniones ajenas.

La transformación musical que transmite “Shake It Off” es la de crear música más relajada, bailable y alegre, deja los problemas amorosos para otra ocasión y disfruta del presente. Su producción, aunque moderna, no se vale de recursos sobre producidos y de pronta caducidad, sigue centrada en la línea de lo orgánico, el sonido es más natural que sintético, la luce clásica pero juvenil. Aspecto que merece ser elogiado ya que distingue la dinámica total de su música y supone su aprecio por el sonido natural de los instrumentos.

Hasta la fecha, con lo único que se cuenta es con este primer sencillo, pero será interesante ver cómo Taylor readapta el pop del momento a su propia personalidad, ver el grado de aceptación con el que será recibida y la evolución de su persona en este mercado tan competitivo, agresivo y manipulable en el que se le comparará directamente con los máximos exponentes de la música comercial del momento.

Todo cambio trae consigo detractores y seguidores, el hecho de que Taylor incursione en la escena pop no significa que lo hará con los mismos atributos de las demás. Es un paso aventurado de la reconocida cantante, pero que desde la posición tan sólida en la que está sustentada, sólo se puede ser optimista de su búsqueda por conquistar el mercado pop internacional.

Por Somos ÍDOLOS