Cuatro salidas, cuatro derrotas.

Ese es el balance de Venezuela en igual número de partidos en la naciente eliminatoria rumbo al Mundial Rusia 2018. ¿Retroceso? TOTAL Y ROTUNDO.

“Cuatro derrotas por errores puntuales”, gritan por ahí. ¿Realmente existen los errores puntuales o son producto de algo más? Me decanto más por la teoría de ese “algo más”. Sí, las responsabilidades con esos errores son compartidas entre jugadores y DT. ¿Pero por qué no ver más allá?

El fútbol no escapa a la memoria corta del venezolano y lo de hoy, queridos amigos, no es más que una acumulación de errores de forma y fondo de todos los protagonistas de este proceso. No se trata sólo de errores puntuales, se trata de errores que se han venido produciendo desde el día uno.

A continuación expongo algunos hechos que muchos han olvidado, dedicándose sólo a ver el presente y olvidando ese pasado que, sin explicación alguna, ignoran. Factores como la desconfianza, el desconocimiento, lo absurdo, los desencuentros, la improvisación, la impulsividad y la soberbia nos condujeron a esto que hoy tenemos.

De la designación del DT (la desconfianza): ¿Nueve meses fueron? Creo que sí. ¿Por qué tanto tiempo? Simple. Noel Sanvicente jamás fue la primera opción. Este proyecto generó dudas incluso desde antes de su inicio.

De la alineación indebida en Asia (el desconocimiento): Novatada absurda que tuvo que pagar este cuerpo técnico. De empatar 2-2 ante Japón al 3-0 en contra por la alineación indebida de José Salomón Rondón, obviando que el caraqueño fue expulsado días antes en Corea del Sur. ¿De verdad no sabían que las rojas cuentan para partidos en fecha FIFA sin importar el carácter de los mismos?

De aquel módulo en Madrid (lo absurdo): Es inexplicable cómo el cuerpo técnico se decantó por un módulo de trabajo en vez de buscar la forma de disputar dos compromisos amistosos, entendiendo que el ritmo competitivo se consigue jugando, no entrenando.

De la salida de Juan Arango (los desencuentros): Lo cité en su momento y me llamaron “pajuo”. Juan saltó del barco antes de que se hundiera a sabiendas que iba a ocurrir. El “capi” pudo seguir aportando pero prefirió dar un paso al costado por una sencilla razón: sus desencuentros con Noel Sanvicente. El maracayero simplemente no estuvo dispuesto a vivir bajo una dictadura, modelo que ha caracterizado al DT Vinotinto en su andar por el fútbol local.

Del tiro libre cobrado por José Salomón Rondón ante Paraguay (la improvisación): La prueba más fiel, al menos para mí, de improvisación. Muchos ignoran este hecho que pueden considerar simple pero es bastante complejo. ¿En pleno partido alguien levanta la mano y dice: “Yo voy a cobrar el tiro libre”? Me disculpan pero no. Esa no existe y más sabiendo que un partido se puede ganar a pelota parada y entendiendo que los DT, en muchos casos, trabajan a puerta cerrada para abordar aspectos tácticos, entre esos la pelota parada.

De los cambios drásticos ante Brasil (la impulsividad): Conducta que demuestra la poca capacidad para solucionar ante situaciones adversas. Un doble cambio arrancando un segundo tiempo y más a este nivel puede ser un suicidio. ¿El resultado de los cambios? En lo deportivo ninguno. Pero, y cómo duelen los peros, la forma en la que Sanvicente manejó esos cambios generó una ruptura personal con Alejandro Guerra. Primero Juan, luego Alejandro.

Del desencuentro Arteaga – Centeno y las palabras de Luis Rengifo (la soberbia): Los dimes y diretes que generaron la controversia Arteaga – Centeno dejaron muy mal parado a un gran amigo como lo es “Napo”, y me duele decirlo. El Zulia FC siempre quiso ceder al jugador pero con algunas condiciones, teniendo el derecho de apelar a ellas. En Maracaibo se quedaron esperando por una respuesta que nunca llegó desde Margarita salvo por dos imágenes enviadas al WhatsApp de Arteaga. ¿Lo de Rengifo? Algo que tiene que ver con Rafael Acosta y Richard Blanco. Según el VP de Mineros, si ambos jugadores se reportaban al club se les cerraría la puerta de la Selección. Otra muestra más de soberbia de Noel, de poca capacidad de diálogo y de coherencia.

De los números y las formas (lo palpable): Es esto lo más contundente de todo. A la fecha, Venezuela está sumida en el sótano de las Eliminatorias con los peores registros desde la era de José Omar Pastoriza. Cuatro derrotas consecutivas (no se veía desde 2008) y un balance de seis derrotas y una victoria en partidos oficiales. ¿Más? Sí. Es el peor arranque en eliminatorias en 22 años. Desde el Premundial de 1994 no finalizábamos las primeras cuatro fechas en blanco. ¿El registro goleador? Deplorable: cuatro goles a favor y once en contra. Pero peor que los números son las formas. Una Selección triste, acabada, carente de argumentos futbolísticos, sin compromiso evidente y palpable. La lectura es clara: las formas del DT no calan a este nivel y a los jugadores no les llega el mensaje.

Y no, amigos. No se ha retrocedido por errores puntuales. Los errores vienen desde hace rato. Hay que ver más allá de lo que todos pueden ver a simple vista.

Por: Erasmo Provenza – @ErasmoProvenza
Periodista Deportivo – Sports Journalist

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