MÓNACO — El príncipe Alberto II y la princesa Charlene de Mónaco contrajeron matrimonio religioso este

sábado en el Palacio, ante cientos de miembros de la realeza, jefes de Estado y celebridades del deporte y la moda.

 

El sonriente novio de 53 años vistió el uniforme de verano, blanco, de la compañía de carabineros y Charlene, de 33, portó un espectacular vestido color blanco marfil bordado con cristales, nácar e hilos de oro, diseñado por el modista italiano Giorgio Armani.

La princesa, que se convirtió el viernes en Alteza Serenísima, llevaba una delicada diadema y un largo velo de tul.

Los recién casados –que según rumores estuvieron al bordo de la ruptura hace sólo unos pocos días, tras «revelaciones» sobre el Príncipe que llevaron a Charlene a querer suspender la boda– intercambiaron un furtivo beso durante el enlace religioso, en el que cantaron la soprano estadounidense Renée Fleming, el tenor italiano Andrea Bocelli y el peruano Juan Diego Florez.

La boda religiosa de Alberto II y la ex campeona de natación, que se casaron por lo civil el viernes, se celebró al aire libre, en el patio de honor del palacio, y no en la catedral donde se casaron en 1956 los padres de Alberto, Rainiero III y la mítica Grace Kelly, que falleció en un trágico accidente de automóvil, en 1982.

Entre los representantes de las familias reales que asistieron a la ceremonia –en la que hubo cantos sudafricanos y coros de niños de Mónaco– figuran los monarcas de Bélgica y Suecia y los príncipes herederos de Dinamarca y Holanda.

La lista de presentes incluye también al conde y la condesa de Wessex, que representan a Inglaterra, así como la familia real de Savoya y el emir de Qatar, que se codearon con presidentes europeos como el francés Nicolas Sarkozy y el alemán Christian Wulff y con celebridades de la moda, como Karl Lagerfeld y Giorgio Armani.

Unos 3.500 monegascos fueron invitados al enlace oficiado por monseñor Bernard Barsi, arzobispo del Principado, que fue retransmitida en grandes pantallas en toda la ciudad-Estado, un enclave de dos kilómetros cuadrados situado entre el mar Mediterráneo y la montaña.

Siguiendo la tradición, la novia depositará luego su ramo en la pequeña iglesia de Santa Devota, patrona del Principado, ante quien la princesa Grace depositó el suyo, tras su boda con Rainiero.

La pareja de recién casados no hará el recorrido por las calles de Mónaco en carroza, sino en un coche híbrido (que combina motor de combustión y eléctrico) –un Lexus LS 600h Landaulet descapotable– que el Principado señala como testimonio del interés de Alberto y Charlene por la defensa del medio ambiente.

A la cena oficial, que está a cargo de uno de los grandes chefs franceses, Alain Ducasse, han sido convidadas 500 personas. El menú unirá «la tierra y el mar» a los sabores mediterráneos, precisó el chef de 54 años, que obtuvo hace dos años la nacionalidad monegasca por orden soberana del príncipe Alberto.

«Serán productos de la región, de cultivo biológico», explicó Ducasse, señalando que en la cena, que se celebrará en la Ópera de Montecarlo, se servirán al menos 17 tipos de verduras cultivadas en los huertos del Principado, en las alturas de Mónaco.

Los platos estarán acompañados de vinos Chardonnay de Sudáfrica, país adoptivo de la princesa Charlene.

Tras el banquete se celebrará el baile en el palacio, en un ambiente de lujo y glamour. Los tres días de festejos concluirán a la medianoche del sábado, con un espectáculo de fuegos artificiales.

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