Barcelonesa de 22 años, hija de padres separados y ganadora de la edición número 15 de ‘Gran Hermano’ superando el 70% de los votos, Paula González es sin duda la más mediática de los concursantes de las últimas ediciones del reality español por excelencia.

Según ella misma reconoce, la gran parte del éxito que ha conseguido en la vida se lo debe a su personalidad, que resulta arrolladora. Tanto, que la única condición que puso para desnudarse en cuerpo y alma en la sesión de Primera Línea, «En la cama Con Torito», fue que la sesión de fotos se realizara en un polígono industrial.

La célebre exconcursante de ‘Gran Hermano’ ha reconocido a Torito lo muy a menudo que recibe multas «por poner la música muy alta, por fumar marihuana… solo me falta que me multen también por hacer ruido mientras practico el sexo», y ha rememorado su corta etapa como vendedora de flyers en el último Salón Erótico de Barcelona, el único contacto directo que ha tenido hasta ahora con la industria del porno, una actividad que «en absoluto» entra en su planes o repasó de manera detallada una de sus grandes aventuras de adolescencia: la etapa en que residió en Hawai a sus 15 años, cuando decidió cambiar de aires e irse a vivir con su padre.

«El calentón no valió la pena, tuvo más repercusión que disfrute»

Paula ha reconstruido junto a Torito el proceso que le llevó a presentarse a ‘Gran Hermano’ y lo que dio de sí su estancia en la casa de Guadalix de la Sierra: «Para mí, era lo más normal del mundo despertarme allí y saber que no podía volver al exterior».

La barcelonesa aborda también, sin pelos en la lengua, su muy mediática relación sexual con Omar mientras los dos estuvieron en la casa: «El calentón no valió la pena, porque tuvo más repercusión que disfrute, para esa mierda de polvo».

Los hombres con tatuajes, su debilidad

Como es habitual en las entrevistas de Torito, el plato fuerte de las declaraciones de Paula viene cuando se interna en el terreno sexual. Allí, Paula se muestra como un vendaval. Confiesa que su pareja ideal sería «un hombre con tatuajes», e incluso se arranca con una invitación contundente: «Si alguien tiene el pene tatuado, que me llame para probar».


Paula muestra también su preferencia por el sexo espontáneo y sin grandes rituales: «Lo que más me gusta es que me sorprendan y me pillen de improviso; por ejemplo, que esté cocinando, vengan por detrás y ¡toma croqueta!».

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