Mitch Winehouse admite sentirse culpable por la sensación de alivio que ha experimentado al librarse de la pesada carga que suponía su hija, que falleció hace casi un año

por una intoxicación etílica. El padre de Amy Winehouse no puede evitar dormir mejor y vaciar su mente de las preocupaciones que le atormentaban cuando ella estaba viva.

«En el fondo de mi subconsciente es un alivio para mí no sufrir la incertidumbre de no saber cómo está Amy. Ya no tengo que estar pendiente de ella las 24 horas del día, sin poder dormir mientras me pregunto si va a morir, qué hace o si se ha metido en problemas. Hubo un tiempo, en medio de su adicción, en el que podría haber muerto en cualquier momento, lo que me tenía totalmente angustiado», confesó en la revista Grazia.

Aunque ha conseguido recuperar el sueño perdido, al progenitor de la diva del soul le sigue costando asimilar la muerte de su hija y de vez en cuando le envía mensajes inconscientemente en los que le pide que vuelva a casa.

«Duermo mejor y me siento culpable por ello, pero a veces me despierto y le envío mensajes de texto diciéndole que vuelva a casa cuanto antes. Pero nunca volverá, tengo que hacerme a la idea y lidiar con este trauma durante el resto de mi vida», añadió.

terra