El autódromo de Interlagos de Sao Paulo se transformó este fin de semana en la pista de baile
de la edición brasileña del festival Lollapalooza, que montó cuatro escenarios para recibir a los mayores nombres de la escena contemporánea del rock.
Este sábado, ante 80.000 personas, la apertura del festival llegó de la mano de la banda nacional Vespas Mandarinas. La banda mexicana de rock alternativo Café Tacvba actuó después, pero fue al caer la tarde cuando las principales atracciones del día empezaron a subir al palco, empezando por Julian Casablancas, que aterrizó por primera vez en Brasil en su carrera en solitario.
El vocalista de The Strokes tocó en el principal escenario canciones de su nuevo álbum «Julian Casablancas + The Voidz».
Casablancas lanzó una previa de su disco en marzo en el que mezcla el sonido característico del primer álbum de The Strokes con sintetizadores. A pesar de su nueva aventura, el cantante no quiso dejar fuera algunos de los grandes éxitos del grupo neoyorquino, como «Take It or Leave It».
Como ya ocurrió la semana pasada en Chile, los fans de The Strokes no se identificaron tanto con el sonido más personal y electrónico de la carrera de Casablancas, como con los grandes temas de la banda.
Enseguida, llegó el turno a Imagine Dragons. Considerada como unas de las más en boga de la escena actual, los estadounidenses mezclaron rock y percusión en un concierto en el que el público coreó los grandes éxitos de un disco que batió récords de permanencia en la lista Billboard por ser el álbum más interpretado.
El concierto también dio lugar a sorpresas. La banda anunció una pausa en su carrera y afirmó que el de hoy era el último concierto de una gira que comenzó en 2009.
Una de las grandes atracciones de la noche, Phoenix, comenzó el espectáculo con un pequeño retraso, ideal para aquellos que todavía se entretenían con otros conciertos. Carismáticos, los franceses, liderados por el vocalista Thomas Mars, incendiaron la platea, una de las más animadas del sábado, nada más comenzar.
Aún no había empezado a sonar la segunda canción del repertorio, cuando el líder de la banda descendió del palco y prácticamente se lanzó al público.
La combinación de synthpo» con rock de los franceses, que surgieron en los años 90 compartiendo escena con Daft Punk y Air, no bajó el ritmo del público durante poco más de una hora.
Al mismo tiempo, Lorde, de 17 años, se presentaba en el palco Interlagos. La adolescente, vencedora este año de un Brits Awards, los galardones más importantes de la música pop británica, encandiló a los miles de espectadores con su voz.
Emocionada, afirmó estar realizando un sueño al tocar en Brasil.
Justo después llegó el turno de la veterana banda Nine Inch Nails, en el palco Onix. El grupo de Trent Reznor, que ya no es ninguna novedad para el público brasileño pues es la tercera vez que toca en el país, montó un recital que no se centró en su último disco y paseó por buena parte de sus 26 años de carrera.
La banda fue fiel a su tradición, abrió con «Wish» y cerró con «Hurt».
Muse, principal atracción del sábado, puso el broche de oro a la noche, después de haber cancelado un concierto previsto el jueves debido al dolor de garganta del vocalista Matt Belamy.
Con una apertura apoteósica y efectos visuales que engrandecieron aún más su actuación, el grupo hizo un homenaje a Kurt Cobain, vocalista de Nirvana, de cuya muerte se cumplen hoy 20 años, con una interpretación de Lithium.
La primera jornada de Lollapalooza reunió hoy alrededor de 80.000 personas. El domingo están previstas las actuaciones de Arcade Fire, Soundgarden, Johnny Marr, Pixies e New Order, entre otros.
EFE en español EFE – Agencia EFE