La ‘reina del pop’ no se pudo quedar callada tras ser atacada por la representante política del país

que apoya a través de su fundación

Madonna no se quedó callada ante las acusaciones que recientemente le dirigió Joyce Banda, presidenta del estado africano, y que hacían referencia al supuesto trato especial que la diva habría solicitado a las autoridades para gestionar su última visita a Malawi. Según aseguraba la mandataria, Madonna había exigido una audiencia privada con la líder del país así como un trato preferencial en el aeropuerto para evitar colas y retrasos en sus desplazamientos, unas demandas que la reina del pop ha tenido que desmentir tachándolas de «ridículas» y acusando a Banda de hacer circular «mentiras» para desacreditar los trabajos de su fundación benéfica ‘Raising Malawi’.

«Me entristece saber que la presidenta malawí Joyce Banda ha decidido divulgar mentiras sobre lo que hemos conseguido allí, sobre mis intenciones, sobre la manera en que me comporté cuando visité Malawi y otras calumnias. No tengo ninguna intención de perder el tiempo respondiendo a alegaciones ridículas», reza el comunicado que la artista hizo público a través de su organización.

La popular cantante –quien adoptó a dos de sus hijos en Malawi, David y Mercy– explicó que la contienda partidista en la escena política del país no le impedirá continuar con sus labores caritativas, entre las que destaca la construcción de una serie de colegios para mejorar los niveles de educación de los jóvenes malauís.

«Vine a Malawi hace siete años con intenciones totalmente altruistas. Volví al país a principios de este mes para ver la nueva escuela que habíamos construido. Nunca he pedido, y mucho menos exigido, un trato especial en el aeropuerto ni en ningún otro lugar durante mi viaje. Nadie me distraerá de mis labores allí ni me desanimará en mi empeño de contribuir al desarrollo del país. Les hice una promesa a los niños de Malaui y todavía la mantengo», escribió la artista en la nota.

El comunicado de Madonna supone una réplica de las declaraciones que 24 horas antes hizo el gobierno de Banda, el cual aseguraba que la intérprete quería que el país africano la recibiera «con una alfombra roja y 21 disparos en su honor por el hecho de creer que un músico, con sus aires de grandeza, tiene que tener automáticamente un trato especial».

Frente a estos ataques, el portavoz de la organización Global Philanthropist Group, Trevor Nelson, salió en defensa de la artista explicando que las acusaciones del gobierno malawí «no tenían sentido» y que eran fruto de un intento de desprestigio por parte de la cúpula del gobierno.