En casi hora y media de música, el ex vocalista de Foreigner puso de manifiesto la potencia de una voz que no pareciera extinguirse aunque los años transcurran. Junto a sus músicos, ofreció un show que se paseó por sus mejores éxitos y arrancó frenéticos aplausos. Por Venezuela abrieron la talentosa banda Electrocirkus.

Lou Gramm no mintió cuando le dijo a su público durante su concierto en Caracas que iba a rockear junto a ellos esa noche. Paseándose por lo mejor de su repertorio, el artista – que ganó fama mundial al ser el vocalista de Foreigner – demostró ser aún una de las voces más emblemáticas del género sin que su edad, ni su figura añeja, ni su cabello gris menguaran su portento. En poco más de hora y media, el músico estadounidense conquistó con su veteranía a un público cuarentón que prefirió disfrutar del concierto desde su asiento, pese a que el rock no dejaba de estremecer la tarima.

Quizás el comportamiento se debió a que los espetadores se hallaban en una especie de trance inexplicable que, sin necesidad de haberlos llevado a un viaje en el tiempo, permitía evocar momentos de gloria de los ritmos de los ochenta. Así se manifestaron las letras de temas tan recordados como Cold as ice y I want to know what love is, que el público coreó y ovacionó como lo hubiese hecho cualquiera que presenciara el espectáculo de la noche del miércoles 17 de junio: de pie. Las primeras notas del recital las puso la banda venezolana Electrocirkus, a las 8:30 pm, que con cinco canciones comenzó a hacer del rock el rey de la velada.

El lugar, el anfiteatro del Centro Sambil, se llenó poco a poco. Casi una hora después, a las 9:25 pm, los músicos de Gramm entraron en el escenario para marcar los acordes de Double vision. ¡Buenas noches, Caracas!, dijo el artista para presentarse y pedir merecidos aplausos para su grupo, conformado por sus hermanos: Ben Gramm, en la batería, y Richard Gramm en las guitarras y el bajo, además de Andy Knoll, en los teclados, y Don Mancuso en la guitarra.Dirty white boy, Just between you and me y Blue Morning, Blue Day continuaron esparciendo rock en el ambiente.

«Esta es una canción que nos gusta tocar y espero que a ustedes les guste escuchar», dijo Gramm antes de interpretar, en un tono más bajo que el habitual, I want to know what love is, mientras el fondo del escenario se cubrió de luces que simulaban un cielo estrellado.La velada continuó con Feels like the first time, Head Games, Midnight Blue y la muy aplaudida Jukebox Hero, con la que las guitarras hicieron gala de su virtuosismo, pues ya la batería había hecho un solo dejó perplejos hasta a los miembros de la banda.

El repertorio se completó con el bis y así el show se cerró con tres melodías: la canción de The Beatles, You can’t do that – con la que Gramm cumplió lo que había anunciado en su rueda de prensa -, Long, long way from home y Hot blooded.Mientras los aplausos llovían hacia la banda, Gramm agradeció a su público. «Fue una noche preciosa», dijo, y ciertamente lo fue para el rock.

Texto Cortesia: Lorena Meléndez G./ El Nacional
Fotos: Joel Vasquez

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