Las célebres criaturas azules con gorro blanco que creó el dibujante belga Peyo son vistos en un libro publicado en Francia como arquetipos de una «utopía totalitaria con tintes estalinistas y nazis»,

que los aleja de su inocencia predominante en el imaginario popular.

‘El Pequeño Libro Azul: Análisis Crítico y Político de la Sociedad de los Pitufos’, del francés Antoine Buéno, sitúa bajo la lupa esa sociedad de pequeños seres y concluye que reproduce estereotipos racistas, totalitarios y antisemitas.

Desde el ‘Papá Pitufo’, jefe único y autoritario de la comunidad, hasta el corporativismo social de esos personajes ficticios, la obra repasa desde una nueva óptica los principales rasgos de la popular aldea para defender su tesis.

El personaje de ‘Gargamel’, cuya nariz aguileña «recuerda a una caricatura antisemita» y cuyo gato se llama ‘Azrael’, es otro de los estereotipos denunciados, a los que se suma ‘Pitufina’, única mujer pitufa del poblado e idealizada por su belleza, que coincide con el perfil ario tanto en el color de sus ojos como en el de su cabello.

El autor del libro, según declaraciones aparecidas en el semanario Le Nouvel Observateur, cree no obstante que su análisis no es novedoso porque recoge «intuiciones» anteriores de otros públicos, como del estadounidense, que llegó a sospechar de los pitufos como parte de una campaña de propaganda comunista.

En ese sentido, el nombre de esos seres en inglés, smurf, corresponde al acrónimo de ‘Small Men Under Red Forces’ (Pequeños hombres bajo fuerzas rojas), según Buéno, quien opinó que el creador belga, que nació en 1928 en Bruselas y vivió bajo la ocupación nazi, no era consciente de esas relaciones cuando los imaginó en 1958.

«Peyo no estaba politizado (…). Creo que su obra, como tantas otras, vehicula y concentra un cierto número de estereotipos propios de una sociedad y una época determinadas», aseguró Buéno.

Los pitufos, traducidos como puffi en Italia, strumfakia en griego, schtroumpfs en francés y kumafu en japonés, prosiguieron sus aventuras tras la muerte de Peyo en 1992 gracias a su hijo Thierry Culliford, que impuso, a juicio de Buéno, una mirada «mucho más pedagógica» y contemporánea.

La primera película sobre ‘Los Pitufos’ llega este fin de semana a la cartelera mexicana y se aleja de la perspectiva clásica de los personajes.

Los aleja de su mundo medieval y los trasporta a la ciudad de Nueva York donde se convierten en amigos de una joven pareja, que está a punto de tener un bebé, y que ayuda a los diminutos personajes a volver a su universo de fantasía.

EFE