Lanzamiento de nueva fragancia: Lanvin

Asoció su nombre a fragancias memorables con nombres atrevidos: My sin (Mi pecado) en 1925,  Scandal, Prétexte… Sin embargo, Arpège se erigió como el gran éxito de la firma, con su frasco en forma de bola de estilo Art Deco creado por Armand Rateau y decorado con el célebre dibujo de Paul Iribe.

Ahora, Alber Elbaz ha dado nuevos aires a esta prestigiosa casa, gracias a las colecciones que crea para ella con gran talento. El nuevo perfume Lanvin ha sido concebido en estrecha colaboración con el modisto. Alber Elbaz rinde homenaje a la fundadora, a su talento y a su voluntad,  bautizándolo simplemente: Jeanne Lanvin.

La fragancia

 

Quinta esencia de una feminidad moderna, la fragancia pretende ser deliberadamente alegre, floral y deliciosa con chispeantes notas de frutas. Se perfila una deliciosa mezcla de mora, frambuesa y pera sobre un fondo almizclado. Firmada por Anne Flipo, las notas de cabeza de la fragancia presentan toques de mora azucaradas envueltas en cidro y efluvios de néctar de pera. El corazón de frambuesa sugiere la feminidad, realzada por un delicado ramo floral de fresia blanca y peonía suave. Sensuales y cálidas, en las notas de fondo se entremezclan el almizcle con el sándalo suave y lechoso y el ámbar gris.

Anne Flipo, la perfumista, explica: “He optado por una fórmula corta donde cada materia ocupa su lugar, donde cada detalle cuenta. He querido trabajar sobre un ingrediente base rico en contrastes: el almizcle, a la vez cándido y novelesco, sensual y embriagador, joven y atemporal. Asociado a una dimensión afrutada muy natural de bayas salvajes y frutos rojos, el almizcle resplandece. En su corazón, asoma un acorde floral original, inédito en perfumería: una explosión jubilosa de pétalos de rosa cristalizados combinada con la peonía rosa… Besos robados, un símbolo perfecto de refinamiento y de poesía para realzar una mujer inolvidable”.

El frasco y la caja

Alber Elbaz se ha inspirado en un frasco histórico y ha creado un vestido diáfano de tul y vidrio. Se ha impuesto la pureza más geométrica. Sobre el fondo de cristal generosamente lastrado se dibuja una bonita gota redondeada. Depurado, sobrio y elegantemente estructurado, el frasco se viste con un tejido ligero y fluido muy apreciado por Alber Elbaz por las múltiples posibilidades que ofrece: el tul de seda. Este tul se ha elegido en un tono rosa suave y ligero. Atado a mano, rodea el frasco de fragancia de color malva haciendo de cada uno una pieza única. Un pequeño detalle que recuerda la moda: una etiqueta de seda grosgrain con el nombre “Jeanne Lanvin” hace un guiño a las colecciones. El tapón con el dibujo de Paul Iribe (Jeanne inclinándose hacia su hija) está adornado con una greca estriada y aporta un último toque de emoción.

El frasco viene presentado en una caja blanca y rosa, romántica y refinada. Adornada igual que el frasco con la etiqueta de seda grosgrain, está revestida de una ilusión trompe l’oeil del tul.

La campaña publicitaria

Tanto en la comunicación como en los puntos de venta, el nuevo perfume Lanvin está encarnado por una joven de mirada pícara y atrevimiento inimitable. Al estilo de Alicia en el país de las maravillas, descubre con delicia un frasco tan grande como ella. Luciendo un vestido de tul creado por Alber Elbaz, la heroína de este nuevo perfume rinde homenaje a los códigos fundamentales de la marca.

Nuevo perfume emblemático, Jeanne Lanvin encarna con elegancia y ligereza la nueva mujer Lanvin.