Muchas cosas se hablan al respecto de este tema. Algunos luchan en su contra mientras que para otros es una forma de

 

ganarse la vida. Lo cierto es que la piratería en nuestro país ha ido incrementándose con el pasar de los años a tal punto que ya el músico no vive precisamente de la venta de sus discos.

La reproducción ilegal de música se ha convertido en una opción económica, adoptada por muchos venezolanos, para sobrevivir a la crisis que atraviesa el país. Su auge es evidente y su rentabilidad indiscutible: no se requiere de publicidad, costosos estudios de grabación, honorarios profesionales, gastos de fabricación y derechos de autor, entre otros. Basado en esto, pareciera que el lema que sirve de guía a los comerciantes piratas es que «la industria haga el gasto mayor, mientras nosotros hacemos las ventas». A simple vista, estas palabras encierran una gran verdad; sólo basta con darse una caminata por el centro de las principales ciudades del país para constatar el amplio terreno que ha perdido la industria nacional frente a la actividad pirata.

Es tal la fuerza con la que ha arremetido la piratería musical que, sólo quedan dos fábricas de discos en Venezuela (Optilaser y Rodven). Tan grave es la situación por la que atraviesa la industria legal de la música que, según pude conseguir en la web, de cada tres soportes fonográficos que son vendidos en el mercado actual, dos corresponden a copias piratas y apenas uno es una reproducción legal. Es lamentable porque las pérdidas son multimillonarias.

Hacer un disco actualmente oscila entre los 50 a 200 mil bolívares fuertes, sin contar el presupuesto de distribución y promoción del mismo, es por ello que al momento de las regalías musicales la ganancia por las ventas es poco, debido a que los “piratas” hacen de las suyas vendiendo la copia a un precio muy inferior.

Hay artistas que luchan en contra de la piratería, mientras que hay otros que dan gracias a los Dj’s que arman y copian estos discos para venderlos en el mercado ilegal, ya que por ellos su música llega fácilmente al público a un menor costo y así puede “pegarse” su tema.

Entre esta discordia del bien y el mal, pude encontrar en el blog de un músico, cantautor venezolano (Luiser) donde expone su punto de vista y me parece interesante ver los dos lados de la piratería musical.

1. Lo malo: es ilegal. Mi negativa se debe a este pequeño gran detalle. Las leyes sobre derechos de autor defienden la potestad que sólo creadores y productores fonográficos tienen de copiar y autorizar copias de material contentivo de música. Ellos tienen derecho a recibir compensación por la explotación de sus obras, y la piratería viola ese principio.

2. Lo malo: baja calidad. Los CDs piratas se degradan mucho más rápidamente que los originales, pueden venir con defectos de copia y ser ilegibles, y casi ninguno viene con ese librito complementario que incluye todo lo que un verdadero fan considera digno de colección. Sin embargo…

3. Lo bueno: música económica. Lo más barato de un CD adquirido legalmente en una tienda, curiosamente, son las canciones; el resto del precio se va en arte y diseño, fabricación, comercialización, regalías e impuestos. Si lo único que puede importar para muchos no es más que la música en sí, que en el actual mundo digital no es más que cúmulos de código binario, ¿para qué pagar tanto por un montón de agujeritos en un pedazo de plástico? La música a precios más bajos llega a más gente, lo que me lleva a…

4. Lo bueno: posicionamiento. El consumo de música a través de copias no autorizadas ha sido un efectivísimo método de posicionamiento de artistas, ya sean famosos o desconocidos, de disqueras reconocidas o independientes. Mientras más gente llegue a conocer la música de alguien, surgirán más nuevos fans dispuestos a consumir discos originales, visitar sitios web oficiales y asistir a presentaciones en vivo, por ejemplo.

5. Lo bueno: adaptación y evolución. Aceptémoslo; es imposible detener el hábito de copiar y compartir canciones. Es una necesidad que hemos tenido siempre, desde que se hizo la primera grabación que se conoce. Ahora la tecnología lo facilita más que nunca y es completamente infructuoso el esfuerzo financiero que invierte la industria en campañas antipiratería y en nuevos sistemas de seguridad para evitar que la gente copie y cobre dinero por hacer el trabajo de copiar. Los CDs originales se van haciendo cada vez más caros, en parte para compensar niveles de ventas que van disminuyendo, y este fenómeno se debe no sólo al copiado ilegal, sino al intercambio de archivos mp3, a la invención del iPod, y al surgimiento de numerosos artistas independientes que ven como un fastidio eso de hacer CDs (porque es lo que se considera «profesional»), que ahora tienen muchísimo más control sobre la difusión de su música y que ven más beneficioso vender sus canciones a diferentes precios, desde el sencillo a un dólar en iTunes hasta una edición de lujo de DVD Audio que incluye material inédito, autógrafos y un mechón de pelo del cantante por el costo que sea.

Manos a la obra
Ahora bien, frente a este panorama, las acciones por parte de la industria musical no se han hecho esperar. Además de la Toma Antipiratería, los representantes de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN), la Asociación Venezolana de Intérpretes y Productores Fonográficos (AVINPRO), la Asociación de Editores (AFONOVEN), las replicadoras (OPTILASER), la Cámara Venezolana de Productores Fonográficos, la Asociación de Productores Fonográficos y Videográficos de Venezuela (APROFON) y las disco tiendas Recordland y Town Records -agrupadas en ANDIM- entregaron a las autoridades nacionales un documento con las propuestas de acción, que debían iniciar los sectores público y privado, para contrarrestar el incremento de la actividad pirata en el país.

A título personal, creo que el CD desaparecerá en algún momento como formato para la distribución comercial de música (y, por ende, la piratería como se conoce hoy día). Mientras tanto, en vez de pelear con los piratas (por más razones válidas que se tengan), ¿por qué la industria formal no se sincera y vende discos económicos que igualmente paguen derechos de autor?

Por: Adriana Rodríguez B.
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