La formación de Héctor Díaz (1972)  como artista  es autodidacta,  guiado  por su pasión y la fuerza expresiva del color.

   La libertad de su  pincelada  nace gracias a la experimentación en  el trabajo    de taller,   investigando diversas   técnicas pictóricas que  incorporó a su  pintura.  Ha  tenido vivencias directas  en  su aprendizaje del hacer artístico al    formarse  entre la intimidad  de los espacios creativos de Gustavo Castillo, Pedro León Zapata, Luisa Richter, Diego Barboza, y Onofre Frías.  Esta autonomía en su formación guiada por sus motivaciones e instintos, le permitió   ir adquiriendo un lenguaje visual pleno de libertad  y espontaneidad.  En cada una de estas experiencias fue incorporando a su obra lo que se iba adecuando a su poética.

El acercamiento a la naturaleza y al paisaje desde sus inicios en la pintura ha sido una constante, en su primer acercamiento a  ella, se percibe la búsqueda y fascinación por los pueblos merideños y su entorno. En los noventa  surgen los “Paisajes Místicos”,   donde materializa el espíritu de la selva entre brumas de misterios,  en los que surgen las pirámides del  Sol de México entre nubes, y el calendario Azteca o las piedras de los muros de Machu Pichu ocultas en las raíces de los árboles tal como se percibe en su Selva Mitológica II, 1998. La geometría   espiritual propia de la maestra Luisa Richter (1928-2015), con sus tensiones de su luz, profundidades y espacios poéticos se comienzan materializar en su pintura, con el lirismo que  caracteriza la obra de esta pintora  en una abstracción  con una cromática que  asumen gradaciones y densidades matericas, entre   una realidad deconstruida.

Se  afirma como artista emergente,  al retornar a unas de las vivencias más profundas de su vida, como  fue el haber vivido en la cercanía de lo que fuera “El Castillete de Reverón”, lugar que en su niñez fue uno de sus espacios recreativos,  y en el presente  vuelve a  la costa del Estado Vargas en la búsqueda de la inspiración, el  acercamiento a  lo oceánico y la luz caribeña, tal como se presenta en su pieza “Playón”, 2004  evidenciando el impacto que ha tenido en él la obra  de Armando Reverón, y en cuadros como “Los Roques-I”, 2014, donde su investigación en el informalismo  es asimilada en un   emocional gestualismo expresivo, tras investigar a sus representantes en los museos de Europa,  con especial énfasis en los lenguajes plásticos de Antoni Tápies y Miquel Barceló.

Desde  inicios del dos mil se dedica a la promoción del arte, junto a un equipo de profesionales. Para sistematizar esta actividad  crea Impulsarte,  espacio virtual para sumergirse en las nuevas tecnologías como herramienta de difusión de la cultura  y comercialización del arte. De esta manera  se encuentra  semana a semana en la red a través de sus portales de  Facebook, Twitter, e Instagram. Actualmente  está en construcción la página web “Impulsarte Galería”, donde se encontrarán virtualmente las obras y artistas de Venezuela y maestros del ámbito internacional que comercializa. – Eduardo Planchart Licea.