En 1974 se estrenaba en los cines Emmanuelle, una adaptación de la novela de Emmanuelle Arsan dirigida por Just Jaeckin que se convertiría en uno de los éxitos más populares del cine erótico

y encumbraría a su protagonista, la holandesa Sylvia Kristel, a la categoría de sex symbol. Le siguieron innumerables secuelas y películas para la televisión que poblaron las fantasías eróticas de los espectadores en los 70 y los 80, y aunque intento desencasillarse trabajando en otros proyectos, el nombre de Emmanuelle quedaría por siempre vinculado al de Sylvia. Ayer nos levantábamos con una noticia triste: con solo sesenta años, la guapísima actriz fallecía en un hospital de Ámsterdam a consecuencia de un cáncer de estómago.

No faltarán quienes digan que pese a su plácida muerte (asegura su publicista Marieke Verharen que falleció mientras dormía) la vida de Sylvia Kristel encajaba en el patrón de la estrella torturada por una vida personal llena de dolor.


Como explica que la autobiografía que publicó en 2006, en su existencia estaban todos los ingredientes: sufrió abusos sexuales cuando era niña, fracasó en su matrimonio con un divorcio lleno de disputas y conflictos, alcanzó la fama casi de forma instantánea y luego vino lo de siempre: alcohol, drogas y problemas de salud. En 2005 se le diagnosticaba un cáncer de garganta que poco después se le extendería hasta los pulmones y finalmente le alcanzó el estómago.