«Fue una buena ganga», dijo Ma, de 36 años, admirador de Jackson que adquirió la reliquia de parte del Hotel Ponte 16 en Macao.
Mientras el precio de la prenda trepaba, los fanáticos de Jackson presentes ovacionaban, en una repetición del frenesí que solía acompañar las apariciones del difunto astro del pop cuando salía de gira.
«Esto es lo que pasa cuando muere una celebridad», dijo Brendan Doyle, estudiante universitario, mientras comía pollo en un plato colocado sobre su regazo. «La muerte de Jackson fue una tragedia, y le ocurrió a una edad tan corta que elevó los precios».