Nos gusta viajar (siempre en bondi, nunca taxi) y tener una mina en cada barrio, ciudad, partido y provincia por donde andemos

Esta vez, pasamos por Caseros, arriba del 343, y nos encontramos con Gaby Insfran, una nena de 25 que más de uno querría agarrarla con furia contra las rejas y no parar hasta que grite «Guardiaaaasss» como hacía años atrás Diego Torres.

Lejos de tener miedo de caer en cana, la encaramos y le ofrecimos sacarse la ropa. «En la cama me gusta dar todo de mí y que me den todo. Dentro de las cuatro paredes vale cualquier cosa», nos dice para ratonearnos y arrancar la charla. Vamos directo al grano o la conocemos más a fondo? Asi como se sacó la ropa para las fotos, ella desnuda su personalidad.

 

«Soy muy frontal, muy sensible y muy impulsiva, son cosas que a veces me juegan a favor y muchísimas otras en contra», nos cuenta con cara de bebota buena y remata:»Odio por sobre todo las mentiras, la falsedad y la envidia».

Asegura que ama más a los animales que a las personas. ¿Zoofília? No, para ella «no existe cariño más noble, transparente y desinteresado que el de un animal». Buenísimo! Justo acá tengo una nutria que se muere por darte. «Estudié un año de psicología social porque quería ser psicóloga. Después me dediqué a bailar, estudié algo de jazz clásico y a los 20 arranqué como gogo dancer estilo Ibiza». Cómo gogo qué? Gogo Rojo?.

«Me gusta mucho viajar así que en unos años me veo viajando por el mundo, conociendo lugares nuevos, y quien sabe, capáz dedicándome a la psicología, bailando y modelando».

Qué combo!. «En la cama soy un mina picante», se define. ¿Picante como la comida mexicana o como el kickboxeador Nicolás ‘el picante’ Ryske ? «Como ninguno, me refiero a que me gusta todo lo atrevido y lo prohibído. Todo eso», nos avanza pero después arruga y aclara: «bah, casi todo».