La actriz fue captada a la salida de una tienda de lencería provocativa


– La última jornada de compras que la atractiva actriz protagonizó en Nueva York ha causado más repercusión mediática de la que en principio se esperaba, ya que sorprendentemente Eva Mendes fue captada a la salida de una exclusiva tienda, llamada Kiki de Montparnasse, cuya fama se debe a la venta de provocativa lencería. Aunque a la intérprete de origen cubano no le importó lo más mínimo que los fotógrafos la vincularan al controvertido establecimiento –les lanzó un beso mientras las cámaras recogían la escena–, Eva volvió a generar cierta curiosidad por la extraña réplica de una calavera que asomaba en su bolsa, un producto del que se desconoce si fue adquirido en Kiki de Montparnasse.

La visita de la estrella de cine a la original cadena de tiendas puede estar relacionada con el intenso romance que vive con el también actor Ryan Gosling, una relación que ha generado un sinfín de especulaciones sobre el rumbo que tomará en el futuro. Además del uso recurrente de sus hipotéticos planes de boda como gancho informativo, la prensa no ha dejado de hacerse eco del que sería el gran paso adelante que la pareja podría dar para consolidar su estrecho vínculo: una inminente mudanza a Miami para escapar del acoso mediático y dar pie a la llegada de su descendencia común.

«Eva y Ryan están cansados de la expectación mediática y del circo de Los Ángeles [a pesar de que en la actualidad residen en Nueva York], donde en muchas ocasiones se sienten como animales en un zoo. Esa vida tan exhibicionista no es la que quieren ni para ellos ni para sus hijos, así que van a empezar una nueva vida en Miami. Eva tiene grandes recuerdos de su niñez en la ciudad, mientras que Ryan sigue diciendo que los dos años que pasó en Florida fueron de los mejores de su vida», desvelaba recientemente una fuente cercana a la pareja.

Aunque puede parecer una teoría descabellada, el hecho de que la madre de Ryan Gosling tome prestada la ropa de su nuera con frecuencia –algo que la propia Donna confesó al revelar que el vestido que lució en un estreno pertenecía a la actriz– podría dar pie a pensar que Eva no sería la destinataria final de las compras en Kiki de Montparnasse, las cuales podrían constituir regalos para terceras partes. De hecho, es de sobra conocida la aversión pública que la estadounidense tiene, al menos, a la vertiente cinematográfica del sexo, una actitud que habría llevado a Eva a solicitar a los directores de sus últimos trabajos que eliminaran todos aquellos planos innecesarios que la mostraban desnuda, así como las escenas sexuales más explícitas.