Muchos pueden creer que un trasero grande es un don de igual tamaño, pero no lo es siempre para quien lo cargan todos los días


Es verdad que la naturaleza ha sido bondadosa con ellas, que no les dejó desprotegidas de sentones y les ha dotado de un gran atractivo, pero seguro su trasero les ha hecho pasar algunas complicaciones que las personas con uno más pequeño ni se enteran.

Para aquellos que piensan que un gran trasero es lo que todo mundo desearía tener, les contamos diez problemas constantes que las chicas que lo poseen tienen que sufrir.

 1. Es imposible usar minifaldas sin verse mínimamente vulgar . Y ni se diga de las que tiene pliegues, es probable que por delante no se vean tan cortas, pero ese trasero inmenso hace que por detrás se asome hasta la ropa íntima.

2. Es difícil encontrar un pantalón que no corte la circulación al sentarse… Y que ajuste en la cadera o cintura; puede que quede bien en las piernas, pero que no cierre por ese gran trasero, o viceversa.

3. Piropos horrendos y frecuentes. Tener un trasero grande en la vida real no es como ser Jennifer López o Kim Kardashian, que pueden vestir lo que quieran y tienen un séquito de guardaespaldas para que no se les ocurra molestarlas. ¡No!, las mujeres deben saber defenderse de insultos y piropos de hombres groseros en la calle o de recibir alguna nalgada en el transporte público.

4. Que su cara pase desapercibida. Es probable que muchas veces los hombres –o algunas mujeres- hayan visto primero su trasero que su cara, y es que llama tanto la atención que es difícil parar de mirarlo.

5. Entre más grande, más grasa y más flacidez. ¿Creen que un trasero grande se mantiene firme así solito? No. Tener un culo inmenso requiere de más ejercicio para mantenerlo firme, de lo contrario, es muy probable que existan estrías y celulitis en ellos.

6. Bragas inquietas. Las mujeres de trasero sufren con las bragas que se meten en medio de todo, es bochornoso y molesto tener que estarlas acomodando si se está en la calle.

7. Es incómodo subir las escaleras con gente detrás. Es algo así como delirio de persecución del trasero al subir escalones, porque se puede sentir cómo el de atrás no quita su vista del culo.

8. Es difícil usar leggings. Por temor a quedar expuesta, a que las bragas se transparenten de más o sufrir una nalgada en la calle, muchas no los usan, o sí, pero con blusones que tapen un poco el trasero.

 9. El asiento se siente más pequeño. Hay veces que los asientos no son lo suficientemente grande para que quepa todo el trasero; si alguien dice que te compartes su silla, es probable que se arrepienta a los dos segundos de ver cómo ese trasero grande le empuja para caerse.

10. Es difícil pasar por lugares angostos. Puede que el resto del cuerpo sea delgado y se piense que sí logrará, por ejemplo, moverse en medio de una silla y una pared, pero el trasero gigante se encargará de hacerle pesar la vergüenza de que en realidad se ha quedado atascada.

Chicas con trasero inmenso, un ser divino les dio un gran don, pero, como dice el tío Ben (de Peter Parker), «un gran poder conlleva una gran responsanilidad», así que a mantenerlo firme y bello.

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