Ya nada o muy poco queda del Jesús Enrique que en 1992 le hacía los coros a Ricardo Montaner en «Vamos Pa’ La Conga» un sábado cualquiera, en Sábado Sensacional. Y es que desde hace 15 años dejó de apoyar con su voz a otros artistas para convertirse en una estrella con luz propia.

Poco a poco fue haciendo metamorfosis hasta posicionarse con el nombre con el que lo conocemos hoy en día, Enrique Divine. Y ahora oír su nombre artístico es lo más parecido a hacer un viaje imaginario a Studio 54 para verlo a él en escena interpretando los máximos hits de la música disco, tal y como ocurrió el viernes 17 en el Anfiteatro del Sambil cuando se presentó nuevamente ante el público caraqueño.

Un enorme telón blanco cayó en el escenario del mall de Chacao a las 9:25 de la noche y una «shiny disco ball» guindaba en el centro del lugar para que se presentara Enrique Divine con su característica voz y un show en el que no descuidó detalle alguno y estuvo encima de todo: vestuario, coreografías, iluminación, videos, sonido y pare usted de contar.

El showman venezolano (¿o showwoman?) abrió su presentación vestido totalmente de negro, con un corsé de cuero y una peluca que hizo evocar la época en la que deslumbraba a propios y a extraños con una larga cabellera pintada de negro azulado y cantó «Dance with me» para darle la bienvenida a todos aquellos que acudieron a su encuentro en una noche amenazada por la lluvia.

Y así, comenzó la fiesta para que se dejaran escuchar «Fever night», «Bad girls», «Masculino y femenino», «Venus», «Shake your booty», «Stiying alive» y «Ring my bell», entre otras canciones.

Y aunque Enrique Divine había prometido que en este espectáculo no realizaría tantos cambios de vestuario como los que realizó en su presentación anterior –alrededor de 16- sencillamente, no lo pudo evitar. Fue más fuerte que él y, de esa forma, los caraqueños y también las personas provenientes de otras partes del país pudieron verlo con su nuevo look «rubio» y luciendo con desparpajo mallas ceñidas al cuerpo, un sexy interior morado, botas de varios tamaños y tonalidades, pantalones blancos y, en particular, una chaqueta roja de patente (color que definió como eso, «sólo un color») y camisas blancas y pantalones negros.

El versátil artista disfrutó de grata compañía tanto en escena como en las butacas del anfiteatro porque un sinnúmero de figuras del mundo del espectáculo acudieron al Sambil para disfrutar de esa noche disco.

En su show, Enrique Divine fue escoltado por un par de coristas, seis bailarines, un bajista, un guitarrista, un baterista y un virtuoso de las congas. Y entre los asistentes se pudieron ver a las animadoras Raquel Lares, Daniela Kosán, el productor Moncho Martínez y al manager Alberto K, así como también, a familiares y amigos del cantante, quienes vitorearon con entusiasmo su talento y magnífica voz.

Durante las más de dos horas y media de presentación el cantante hizo un «break» para vestirse como todo un vaquero o un «semi cow boy» –como él mismo lo denominó- y para recordarle a los asistentes que, a pesar de que desde hace varios años se encuentra radicado en Miami, lleva a Venezuela en su mente y en su corazón. En el interín criollo interpretó «Lucero de la mañana», «La garza mora» e hizo las delicias bailando al compás de los tambores.

Asimismo, hizo un homenaje al recientemente fallecido «rey del pop», Michael Jackson, le dedicó unas palabras al legado musical del integrante de los «Jackson Five» y cantó «Rock with you».

No obstante, el clímax de la noche se produjo cuando las cornetas reprodujeron las notas de «Survivor», hecho que hizo delirar a todos los presentes quienes cantaron al unísono cada una de las frases de este popular himno de «ambiente» y cuyo entusiasmo fue mantenido por «I feel love» y culminó con broche de oro al ritmo de «Dime amor qué bebes».

Una vez silenciados los acordes, los amantes de la música que marcó la década de los 70 y que catapultó a la fama a Gloria Gaynor y a Los Bee Gees se despidieron de Enrique Divine y pudieron marcharse a sus casas cuando los relojes marcaron las 12:05 de la madrugada.

Yolimer Obelmejías Valdez
EL UNIVERSAL

Fotos: Cortesia Julyan  Borges

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