La tecnología más reciente en nuestras manos  nos permite comunicarnos velozmente desde

cualquier espacio o momento y lamentablemente nos permite  revelar información sensible para la familia en tiempo real. La idea no es prohibirnos el uso de celulares y redes sociales pero si limitar el espectro y la gama de datos personales que ponemos en vitrina.  No debemos convertir nuestros perfiles y equipos en fichas de una base datos con acceso no restringido a potenciales amenazas.

Nuestros equipos móviles al ser fáciles de portar, son fáciles de perder también, por ello deben estar protegidos mediante clave maestra de acceso. Los fabricantes de mayor presencia en el mercado incluyen en su software herramientas para que podamos localizar nuestros dispositivos y más importante aún, funciones para que podamos borrarlos a distancia protegiendo nuestra información que allí esté contenida. En menos de 5 años hemos pasado de recibir unos cuantos correos y mensajes al día a tener toda  nuestra vida  documentada en estos aparatos…

La manera correcta de almacenar los contactos de nuestras personas allegadas o relacionadas a nosotros en el teléfono es por nombre y apellido sin expresar el parentesco que nos vincula con la persona. Es de esta manera que podremos colocar una barrera adicional ante la fuga de información en caso de pérdida o extorsión.

En las tiendas de aplicaciones de las plataformas de mayor presencia en el mercado, existen un sinnúmero de aplicaciones gratuitas de seguridad que emiten mensajes si alguna persona del grupo familiar o laboral ha llegado a la casa o la oficina. Este tipo de funciones entre otras son de gran utilidad pues por ejemplo, podrían indicarte con precisión donde se encuentran tus hijos en este momento.

El uso adecuado de estos poderosos equipos electrónicos es muy importante para nuestra seguridad. Nuestros “smartphones” o “tablets” son herramientas para el entretenimiento, el trabajo o simplemente compartir en familia viejos recuerdos, sin embargo no siempre sacamos el mejor provecho de éstos desde el punto de vista de nuestra seguridad y en lugar de ello, los utilizamos confiadamente para alimentar nuestras redes sociales y como elementos distractores.

En la llamada “cultura de la inmediatez” no hay barreras pues podemos descuidar cualquier cosa que estemos haciendo pero  “es más importante” estar  en alerta  ante la inminente llegada de un mensaje o correo que estar pendiente del entorno. Enviar mensajes en tiempo record y esperar frenéticamente a que nos respondan es sin duda el mal hábito del momento.

Es necesario mantener un bajo perfil y estar muy conscientes de cuáles son los momentos adecuados antes de  bajar la cabeza, disminuir nuestros niveles de atención y ser potenciales víctimas del delito por  dedicarnos por entero a compartir y comunicarnos a través de estas pantallas táctiles tan de moda.

 

Por Evenseg