En cada episodio Clarilú recibe una carta misteriosa que presenta la consigna del día. En seguida la lee a la

audiencia e inicia su búsqueda junto a su fiel mascota, su perro Lápiz. En su recorrido, Clarilú y Lápiz reciben la ayuda de sus amigos: un aviador cartero y su libélula gigante, un grupo de coloridas mariposas, una araña sabia, los patos de la laguna, y una banda de músicos que viajan sobre el caparazón de un caracol gigante y colorido.

A lo largo de este recorrido, los espectadores son invitados a interactuar con la historia y a participar en la búsqueda del personaje misterioso, incentivando el despliegue del pensamiento analítico-sintético que se pone en juego ante toda situación de resolución de problemas. Además, las claves presentadas estimulan el aprendizaje de las letras y de las palabras a partir de canciones, rimas, y juegos didácticos.

Con la presentación de un mundo mágico y colorido, El jardín de Clarilú estimula las habilidades de pre-lectura y lectura inicial. La dinámica de la historia, el escenario fantástico y los personajes originales favorecen, el aprendizaje implícito, ya que mientras la atención del niño se centra en la historia, toma contacto e incorpora conceptos de lectura y escritura de una manera dinámica y divertida.

A través de la música, el humor y la reflexión, El jardín de Clarilú alienta a los pequeños espectadores a desplegar sus habilidades para resolver problemas lógicos y los acompaña en el aprendizaje inicial de la lectoescritura, sumando valiosas herramientas al futuro desarrollo escolar de los espectadores.