»Tratado de cómo la mediocridad pretende convertirse en celebridad»


No pensaba responderle, ante tanto desatino creí que no era necesario, pero en virtud de su afán de hacerse famoso montado en la plataforma de “Guerreras y centauros”, no me queda otra alternativa que ponerlo en evidencia ante la opinión pública.

Quiero dividir esta primera y única respuesta a su insensatez (no tengo mucho tiempo para perderlo con usted señor Wessolossky), en tres partes, intentando ser explícito, para que no haya lugar a dudas.

Parte 1: Las verdades del felón

Sí lo contraté para que interviniera en la dirección general.

Trabajar en esta novela fue un reto para todos, por las condiciones de una producción nacional independiente de la importancia y magnitud de ésta.

También es verdad la descripción del cargo que hace en cuanto a las funciones de un director general.

Sí, tengo varios créditos. Historia: Henry Galué, producción ejecutiva: Henry Galué, primer Actor: Henry Galué, también dice: una producción de Henry Galué.

Son muchos créditos, ¿verdad? También dicen por ahí que la envidia es libre.

Parte 2: Las mentiras del felón

El hecho de tener un carnet, no significa que ejerce el cargo; contraté al fulano director por la insistencia de un amigo en común (William Colmenares), al cual no le estoy muy agradecido, por cierto, a pesar de no conocerlo ni a él, ni a su obra. ¿Alguien conoce la obra de este sujeto? Después me enteré que nunca ha terminado los trabajos que comienza, como en nuestro caso, y que ha sido despedido en varias ocasiones por incapaz y por generar costosos retrasos a las producciones que han tenido la mala suerte de contar con su ineficacia.

Le di al señor Wessolosky toda mi confianza, para que ejerciera las funciones de un director general, como decía el carnet. Pero, sin embargo, comenzamos a discrepar desde el principio; nunca estuvo de acuerdo con el casting. Esta selección la impuse yo, a su pesar, como me corresponde, lo cual no le gustó mucho.

Sus reuniones con los jefes de departamento eran fallidas y tenía que reunirme nuevamente con ellos, para rehacer todo lo que él había indicado, a tal punto, que los decorados de arranque de la telenovela, supervisados por él, hubo que rehacerlos, por la pobreza estética de los mismos, lo que significó un atraso importante en el inicio del trabajo.

¿Quién autorizó los nuevos decorados? Yo, por supuesto. ¡Qué vaina! ¿Verdad? Tener que asumir la responsabilidad total de la dirección general del proyecto y ejercerla. En cuanto a los actores, les daba unas indicaciones, en mi ausencia (no podía estar en todos lados al mismo tiempo, sería una prepotencia de mi parte), y cuando regresaba, tenía que detener la grabación y dar nuevas indicaciones a los actores, porque el señor no entendía el texto y quería hacer otra historia ¿Esto es ser un director general? En cuanto a las locaciones, no le gustaba mucho ir a supervisarlas y esto lo sabe todo el personal de producción.

En cuanto a su permanencia en el proyecto, estuvo un tiempo en la novela, pero no grabó ni el 30% de las escenas. Le dimos permiso innumerables veces para ir a Miami a ver a su familia y conservar su residencia en los Estados Unidos. Incluso, cuando se fue sin nuestro consentimiento. Sin embargo, lo recibimos nuevamente, y lo volvió a hacer, incluso solicitando que le pagáramos sus “vacaciones” en USA. Hay que tener “Bol…untad”, así con B de burro. También le dimos un mes de permiso para terminar su película y el infame me habla de “ingratitud”. Además, cuando estaba, venía una o dos veces a la semana a grabar. Por esa razón, tuve que contratar a otro director. Al final, abandonó la novela en octubre y nosotros terminamos de grabar en febrero.

Dice, luego de la renuncia de Igor Manrique, que la telenovela se complicó por mi “inexperiencia”. Parece no haberse dado cuenta de que terminamos la novela hace bastante tiempo, sin su participación, y no se ha preguntado, por qué nuestro común amigo Igor, no lo contrató en Televen después de salir de Quimeravisión, si es tan eficiente.

Después de esta sucinta exposición de sus incapacidades, el señor Wessolosky debería reconocer que ninguno de los ilustres productores que nombra en su carta lo habrían soportado ni una semana.

Parte 3: De la ética del felón

El  señor me acusa de falta de ética. ¿Conocerá la connotación de este vocablo? Yo no voy a explicárselo, solo voy a recordarle que tener ética profesional significa todo lo contrario a la actuación que mantuvo en esta producción. Entiendo que debe ser difícil para alguien con ese estado mental aceptar, en su “delirio”, que no es el director general, que sus propuestas casi nunca fueron aceptadas; incluso, su reiterada insistencia en sacar algunas actrices del elenco, e incorporar a otras.

Admito aquí, que no sé cuál era su intención, pero sí entiendo que esto no es muy ético que se diga.

Me cita el señor Wessolosky cuando digo: “No hacemos proselitismo político, sino una obra de arte”. Dice: “El señor Henry Galué es osado al calificar esta telenovela como una obra de arte. Yo no me atrevería a tanto”. Me deja perplejo su ignorancia, cuando no sabe que trabajó en una producción en la que intervienen actores, directores, directores artísticos, escenógrafos, fotógrafos, arquitectos. ¿Acaso no sabe que estos señores son “artistas”, y que cuando trabajan lo hacen en función de una “OBRA DE ARTE”? Aquí se entiende su enanismo mental. Quiero aclarar aquí también, que sabiendo la tendencia política del susodicho, nunca le recriminé su posición. Aquí hubo respeto para todos y trabajamos en un ambiente de amistad y armonía, pese a las diferencias ideológicas. Todo el equipo técnico y artístico, es testigo de esta situación.

Como dijo el Quijote: “Los perros ladran Sancho; significa que avanzamos”.

Henry Galué.