Franco no se corta un pelo a la hora de mostrar no sólo sus encantos si no sus gustos y tendencias sexuales

Barby Franco no pasa desapercibida. Posa ante la cámara con la misma naturalidad que afirma que “Si me das a elegir me quedo con el sexo oral, me fascina” reconoce.

«Y los que lo probaron siempre me dicen que soy la mejor de todas, no tengas dudas”. “Los que se me tiran en los boliches son demasiado babosos” dice Barbie, “y en la calle se me acercan adolescentes que me dan ternura porque ya son muy chicos para mí”.

Barbie cumplió los 21 y los festejó en la villa del mismo número. “Fui al barrio y me clavé tres platos de locro, estaba muy bueno” recuerda Barbie, “pero me cayó muy pesado y tuve que ir al Sanatorio de la Trinidad donde me inyectaron Decadrón porque se me había brotado todo el cuerpo».

“Sí, nací en la Villa 21 de Barracas y nunca pensé que iba a pisar un restaurant, calentaba ollas para bañarme, mi prima es adicta al paco, cuando tenía 14 años mi amigo se mató frente a mí, no la pasé bien” recuerda.

“Cuando me mudé en una casita de verdad y me bañé con agua caliente no lo podía creer, el cambio fue tan fuerte que me dieron ataques de pánico. Ahora me autorregalé un Fiat 500 que ya pasó a ser como mi novio: comparte mis enojos, alegrías y gustos (ni en pedo pongo música electrónica, sólo cumbia villera) y con lo que me costó conseguirlo y lo que me aguanta, es el gran amor de mi vida”.